Todo está listo para hacer la visita al embalse del Río Dulce en el dique frontal. Las guias y el bus esperan a los turistas.
Desde éste bush, en el segundo piso, todo se ve entre arboles, desde arriba y con mucha claridad.
En una recta interminable, al fondo la casa de máquinas de la central eléctrica y un obscuro nubarrón presagia una gran tempestad.
A medida que nos acercamos resalta la central y el nubarrón se condensa y ennegrece.
A la izquierda se ve una grave amenaza de tormenta, los eucaliptus se mecen y doblan con mucha fuerza.
El cielo se obscurece y los esteros brillan como gemas. Al fondo quedó la ciudad.
Hemos pasado la central eléctrica, la recta via continúa, las aguas del embalse se maretean por las ráfagas de viento formando olas.
Desde éste bush, en el segundo piso, todo se ve entre arboles, desde arriba y con mucha claridad.
En una recta interminable, al fondo la casa de máquinas de la central eléctrica y un obscuro nubarrón presagia una gran tempestad.
A medida que nos acercamos resalta la central y el nubarrón se condensa y ennegrece.
A la izquierda se ve una grave amenaza de tormenta, los eucaliptus se mecen y doblan con mucha fuerza.
El cielo se obscurece y los esteros brillan como gemas. Al fondo quedó la ciudad.
Hemos pasado la central eléctrica, la recta via continúa, las aguas del embalse se maretean por las ráfagas de viento formando olas.
Y luego entramos en el área del ojo de la tormenta con fuertes vientos huracanados de frente.